viernes, 11 de enero de 2013

Granada.


Déjame en paz, que no tengo miedo.
No tengo miedo a perderte, que ya te he perdido.
Ni miedo a encontrarme, que ya me he perdido.
Perdido en tus esquinas, perdido en tus miradas.
Perdido en tu embrujo, morí en ti, Granada.
Granada maldita, tan bella tan bruja.
Te amo para mí sola, sin tu gente ni tu vida.
Sin la flor del naranjo, ni la escarcha cuajada.
Te amo en holocausto, con tu alhambra expatriada.
Te amo a ti a solas, a ti que me esperas.
Que sabes que no vuelvo, porque no me he marchado.
Te amo libre, Granada, más allá del tiempo,
de la vida que nos fue dada.
No por mucho que te quisiera ayer, te querré menos mañana.
Y tú esperas, vieja dama,
que sabes que el tiempo no es nada.
Tú que sabes que jamás marcha quien te ama.
Que quedó para siempre Boabdil, en eterno suspiro a tu lado.


Dale limosna mujer, que no hay en la vida nada, como haber visto Granada.


David S.