sábado, 25 de agosto de 2012

SACAD LOS CUBOS DE VOMITAR.


No sois capaces de creeros los HIJOS DE PUTA por los que estáis gobernados.Ayer, nuestro presidente anunció que suspende parte de la ayuda por desempleo.
Para incentivar a los parados a buscar trabajo, dijo.
Esto ya de por sí es motivo suficiente para pensar que esta gente es, una de dos, ignorante (lo de siempre, estos del PP, los niños de papá, los ricos que no tienen ni puta idea de lo que es necesitar un trabajo, de los que tienen unos padres que visten gafas oscuras y tiene la suerte de que les toque la lotería varias veces, las que hagan falta) o son unos valientes cabrones con mucha crueldad dentro.
Pues bien, durante ese anuncio, podéis ver a Andreíta Fabra (ilustre apellido) ( la rubia que está en la segunda fila empezando desde arriba, en el centro, entre dos hombres) aplaudiendo y gritando.. Pudiéndosele leer los labios entre tanto incomprensible aplauso a unos drásticos recortes sociales:' muy bien, muy bien (y, acompañando a un vehemente asentimiento con la cabeza) QUE SE JODAN!'


Pese a la falacia argumentativa que supone el pretender que las lágrimas de esta ministra marioneta italiana hacen más livianos los sacrificios impuestos al país vecino, me resulta complicado no acordarme de aquella famosa declaración de Elsa Fornero anunciando los sacrificios que a su nación se habrían de imponer.


Aquí no sólo no se llora, si no que se aplaude, se aplaude fervientemente, se aplaude a todo lo que suponga cercenar los derechos de los ciudadanos, y una vez más, no sé discernir si por ignorancia, o por crueldad. Vítores que me traen a la mente esta otra escena, cinematográfica.


Y es que, para finalizar, a lo que me huele todo este asunto, es a una burda repetición de la historia, sin revoluciones de por medio (trístemente me inclino a pensar últimamente que con el amago revolucionario que sacia las necesidades estéticas de la misma, se confunde el fin con el medio, y nos damos por satisfechos con tener fotos de portadas llenas de jóvenes, yayoflautas o mineros, pero no más, pues nada más nos queda, o nos enseñaron, de revoluciones pasadas, que su estética, poco se nos habló de guillotinas en las plazas, de gente llana enunciando, probablemente sin saberlo, el prototipo de la declaración de los derechos humanos) de lo que ocurría en el país de más allá de los pirineos hace ahora más de doscientos años. 
-¿Que el pueblo no tiene pan? ¡Pues que coman pasteles!Es la frase atribuida (parece ser que erróneamente) a Maria Antonieta y que encendió los ánimos de ese pueblo que, a las afueras de ese universo paralelo que era Versalles, gritaba hambriento. Una vez más es difícil discernir si estamos hablando de crueldad o es que, simplemente, las doradas paredes de Versalles amortiguan el clamor que intenta colarse desde la calle. 
Aquí, ni si quiera disponemos de esa fina burla (no por ello menos ofensiva) de los reyes franceses. Aquí somos más campechanos, aquí, directamente, aquellos que imponen, ciegos, ávidos, viles, nos mandan jodernos. Que dicho de otra forma (acaso quizá ni de esta) probablemente no nos enteraríamos.
Hace poco más de doscientos años, el país vecino sacó a esta reina a la calle, y le puso, de un seco golpe, un último collar de acero.  


 13 Julio 2012
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David S.

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