sábado, 25 de agosto de 2012

EL ELEFANTE EN MI HABITACIÓN.




Hace un tiempo estuve viviendo con un elefante en mi habitación. 
Volvía de clase, y ni siquiera me daba cuenta de que estaba ahí. 
Leía, salía a la calle, y el elefante venía, despacito, detrás de mí. 
Nunca hacía ruido. Y ahora pienso que debía estar sentado en una esquina de mi cuarto, tan a sus cosas como yo a las mías.

Poco a poco iba dejándome pistas.
Cuando me despistaba se comía todo lo que tenía en la cocina.
Mi cuarto cada vez estaba más desordenado.
Quizá debí sospechar algo. 
Cada vez tenía que ir a comprar más a menudo.
Ahora no entiendo cómo fue posible que no me diera cuenta, fue demasiado poco a poco, pero recuerdo que poco antes de que se fuera, ya tenía que andar comprando varias toneladas de comida a la semana.
Cada vez tenía que ordenar mi cuarto más a menudo de lo que lo desordenaba.
Recuerdo que poco antes de que se fuera, tuve que sacar varios kilos de estiercol. Me hizo falta una pala.
Conforme se acomodaba, iba haciendo más ruidos. 
A veces por las noches notaba que algo raro pasaba. Sacaba la mano de mi cama, y podía tocarlo.
A veces tocaba su trompa, y pensaba que era alguna serpiente.
A veces tocaba sus colmillos, y pensaba en un rinoceronte.
A veces tocaba su pata, y pensaba en mi mesita de noche. 
Pero un día volví después de un tiempo fuera. 
Había arrasado mi cocina, había destrozado mi cuarto, había echado abajo las paredes, y había salido corriendo hacia la selva.
Que es donde viven los elefantes.
Hoy día aun no entiendo cómo pude vivir con un elefante en mi habitación. Por muy callado y quieto que estuviera.


--
David S.

No hay comentarios:

Publicar un comentario